Por: Tania Martínez Suárez
En el año 1999 la ONU estableció el 25 de noviembre como Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en memoria de Minerva, María Teresa y Patria Mirabal, quienes fueron asesinadas por orden del dictador dominicano Trujillo en 1960, su valentía convirtió a las “Mariposas”, como eran coloquialmente llamada, en un símbolo global de resistencia feminista y de defensa de los derechos humanos.
Las hermanas Mirabal se opusieron a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó República Dominicana durante más de tres décadas, el régimen de Trujillo (considerado uno de los más sangrientos de Latinoamerica) dejó miles de víctimas de desaparición forzada, tortura, censura y persecución política. En este clima de miedo y represión, Minerva, Patria y María Teresa Mirabal se atrevieron a cuestionar públicamente las injusticias, influenciadas por el pensamiento político progresista que permeaba ese tiempo y por los movimientos de resistencia que florecían en toda América Latina; las tres hermanas se unieron a la Agrupación Política 14 de Junio, su activa participación en este grupo convirtió a las Mirabal en uno de los rostros más visibles de la disidencia, por ello su asesinato tenía la función de ejercer miedo en la población y debilitar el movimiento.
Me gustaría decir que estas historias son cosa del pasado, que la violencia no se arremolina a los pies de las mujeres, pero eso no es cierto, de muchas formas y en muchos sentidos se ha recrudecido, aparece siempre como un castigo, como una forma de ejemplificar con las que no se quedan calladas para que las demás no las sigan, ni las apoyen. La violencia hace eso, nos quiere solas, nos quiere rendidas, para dominar nuestros pensamientos.
La violencia se institucionaliza, se ejerce desde el pacto silencioso que conforma la complicidad de los hombres, de la renuencia de las mujeres a dudar de sus hijos, padres o parejas, es inconcebible que nuestros familiares sean quienes violentan, pero es cierto, en un escenarios en el cual más del 70% de las mujeres en México reportan haber sufrido violencia, estadísticamente hablando es muy probable que lo hombres a nuestros alrededor sean también violentadores. Preciso que no se trata de culparlos, pero tenemos que reconocer la problemática para comenzar a resolverla, este es un gran problema social que aun cuando se ha legislado en torno a él los resultados no son los esperados, las mujeres seguimos siendo violentadas en todos los ámbitos en los cuales nos desenvolvemos, el cambio tiene que venir de las relaciones que generamos con nuestro entorno inmediato, para ello también los hombres deben estar dispuestos a reconocer esta problemática y en conjunto resolverla.
Según el Instituto Nacional de Geografía e Estadística (INEGI) y como resultado de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), que es una encuesta especializada y constituye un elemento esencial para conocer la magnitud de la violencia contra las mujeres de diversos tipos, ámbitos y etapas de la vida que, además, por la amplitud de la cobertura temática que proporciona y las prácticas internacionales a las que se apega, se ha convertido en un referente importante para otras oficinas nacionales de estadística en el mundo.
Violencia contra las mujeres
En 2021, a nivel nacional, del total de mujeres de 15 años y más, 70.1 % han experimentado al menos un incidente de violencia, que puede ser psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación en al menos un ámbito y ejercida por cualquier persona agresora a lo largo de su vida.
La violencia psicológica es la que presenta mayor prevalencia (51.6 %), seguida de la violencia sexual (49.7 %), la violencia física (34.7 %) y la violencia económica, patrimonial y/o discriminación (27.4 %).
Mientras que, de octubre 2020 a octubre 2021, 42.8 % de las de mujeres de 15 años y más experimentaron algún tipo de violencia, la violencia psicológica es la que presenta mayor prevalencia (29.4 %), seguida de la violencia sexual (23.3 %), la violencia económica, patrimonial y/o discriminación (16.2 %) y la violencia física (10.2 %).
Respecto de 2016, los resultados de 2021 muestran un incremento de 4 puntos porcentuales en la violencia total contra las mujeres a lo largo de la vida.

Tipos de violencia que viven las mujeres
De acuerdo con la ENDIREH 2021, la prevalencia de violencia (de cualquier tipo a lo largo de la vida) contra las mujeres de 15 años y más en México, muestra que aquéllas que experimentan mayor violencia son: las que residen en áreas urbanas (73.0 %); de edades entre 25 y 34 años (75.0 %); quienes cuentan con un nivel de escolaridad superior (77.9 %) y las que se encuentran separadas, divorciadas o viudas (74.0 %).
La siguiente tabla dinámica muestra la prevalencia de violencia de las mujeres de 15 años y más por tipo de violencia y según las siguientes características:
- Área (rural y urbana).
- Edad.
- Escolaridad.
- Situación conyugal.
Prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años y más a lo largo de la vida según características sociodemográficas y tipo de violencia
Características:

La estadística ofrece una muestra real de las condiciones de violencia de las mexicanas, y los sé también de primera mano, porque he sufrido violencia de pareja, laboral o social; porque cuando tenía 16 años un tipo me atacó mientras iba a la preparatoria y de no haberme defendido quizá no estaría aquí, hasta hace unos años el sonido de las llantas de la bicicleta me ponía alerta porque fue lo último que escuché antes de que me atacara. El daño que se infringió perdura a lo largo del tiempo, nuestro cuerpo y mente recuerdan lo vivido para activar los mecanismos de supervivencia.
Lo sé porque la historia de mi abuela se tejió con la violencia, lo mismo que las de mis amigas, mi madre o trías, todas las mujeres que conozco la han sufrido, se han sobrepuesto a ella, y sé que esas mariposas Miraval nos siguen haciendo compañía. Al ser madre me doy cuenta que los esfuerzos individuales son insuficientes, tenemos que apuntar a la transformación social, a la exigencia colectiva a que las autoridades tomen responsabilidad, a que la justicia llegue a miles de familias en este país; al mismo tiempo que le enseño a mi hija que podemos habitar un lugar mejor también le enseñó a cuidarse, como me enseñaron a mi o como me vi obligada a aprenderlo, no caminar por enmedio de los parques, apresurar el paso, buscar una tienda abierta para resguardarse, si aprieto su mano ella sabe que debemos movernos de lugar, etc, las medidas de seguridad que todas adoptamos, es muy fuerte vivir en esa ambigüedad, ¡Todas merecemos una vida libre de violencia!
Desde los feminismos impulsamos el reconocimiento irrestricto a lo derechos de las niñas y mujeres, el bienestar para toda la población
Referencias de información de las páginas: Amnistía Internacional e INEGI.
