Por: José Antonio Alcaraz Suárez
Hoy, 15 de junio, no solo celebramos a El Cardinalito (hoy cumplimos 5 años como medio de comunicación y estamos tremendamente felices, agradecidos) y a quienes han acompañado nuestra vida con presencia y amor como padres, sino que también reconocemos la energía masculina sagrada que habita en todos nosotros, más allá del género.
La verdadera paternidad no se mide en autoridad ni en fuerza física, sino en la capacidad de proteger con sabiduría, guiar con amor, y sostener con propósito. Es la energía del que construye, del que da dirección sin imponer, del que impulsa el crecimiento sin controlar.
El padre consciente es el que escucha con el corazón, el que se atreve a ser vulnerable sin perder su centro, el que cultiva la disciplina como una forma de amor.
Por ello, hoy y siempre, honrar esa energía masculina es reconocer el fuego interior, la dirección sagrada, la fuerza en movimiento… Nos conecta con el propósito profundo de nuestro espíritu y la misión que vinimos a cumplir en esta vida que es: recordar quienes somos y liberarnos de este bucle planetario.
Es la energía del GUERRERO ESPIRITUAL, aquel que no empuña espadas de hierro, sino herramientas de sabiduría, compasión y conciencia. No pelea por ego, sino que protege lo justo, lo verdadero, lo esencial.
Esta energía nos impulsa a explorar el mundo con valentía, a atravesar el miedo con la mirada firme en el horizonte, a crecer desde el desafío, no desde la huida o el arrebato.
Cuando la energía masculina está alineada con el corazón, se convierte en una fuerza que construye, sostiene y guía. Es un pilar firme que acompaña, da fuerza y direccion, pues sabe cuándo actuar y cuándo esperar.
Hoy más que nunca, cómo hombres y mujeres, requerimos que esta energía este despierta. Que cada paso esté guiado por el coraje de ser, el amor por la verdad y la certeza de que tu misión tiene sentido. Hoy honramos al guerrero espiritual, al mentor interno que nos recuerda cuál es nuestro camino, que nos inspira a avanzar con coraje, integridad y compasión.
Que este día sea una oportunidad para sanar, agradecer y reconectar con esa energía que impulsa, sostiene y transforma. A todos los padres presentes, ausentes, terrenales o trascendidos: gracias por su energía, su guía y su misión.
GRACIAS