Por: Tania Martínez Suárez
No lo puedo creer, pero ya desde hace un año la Columna de Proscrita volvió a aparecer, siempre me ha parecido increíble la relatividad del tiempo. Cuando era niña, los viajes a Lagos de Moreno Jalisco (pueblo de mi papá) me parecían eternos, yo me dormía y despertaba y nomás no llegábamos, luego de pronto veía lugares que podía reconocer: los cuerpos de agua que rodean la ciudad, Capuchinas, El Calvario o la casa de algunos de mis tíos, entonces el tiempo transcurría de prisa, no alcanzamos a comer de todo, a recorrer el centro con mi papá y sus recuerdos, ¡Qué injusto! pensaba.
Ahora sé, a fuerza de la experiencia, que el tiempo es uno, transcurre como puede, pero cada persona decide en qué fijar su atención y su energía, para mi realizar las entregas semanales de Proscrita, es todo un deleite, que más quisiera yo, que escribirla a diario, porque cada día encuentro algo que me gustaría compartir, pero reconozco que algunas semanas se torna complicado sacar tiempo de donde no lo hay, para escribirla.
Eso sí, la disfruto enormemente, agradezco de corazón a mi querido Antonio Alcaraz “Toñito” que me permita escribir en su medio de comunicación, quienes lo conocen bien sabrán que es un tipo fuera de serie, que la vida lo ha llevado a adquirir conocimientos y saberes que algunos llamarían mágicos, pero yo creo que él es congruente con su propósito de vida y resuena en el poder de la creación. En verdad Toñito, muchas gracias gracias por albergar aquí mis ideas.
A la par de esta alegría, viene a mi un sentimiento de tristeza por la situación catastrófica que se vive los municipios del estado de Hidalgo, el año pasado clamamos por agua, y este la cantidad ha sido tal que ha ocasionado tragedia y desolación. Así que les pido que sigamos ayudando, que sigamos haciendo donaciones, que aportemos todo lo que podamos para ayudar a quienes ahora tanto lo necesitan.
Resulta sobrecogedor ver el accionar de las comunidades moviendo piedras gigantescas para recuperar los caminos, la voluntad de la sierra y la huasteca hidalguense no tiene parangón, aún en la adversidad han salido a buscar a sus vecinos, han compartido el alimento sin la seguridad de que recibir otro pronto, pero lo han hecho fraternalmente, en pleno conocimiento de que sus comunidades subsisten porque ellos como miembros activos las mantienen vivas.
Vaya mi reconocimiento para ellos, y para los hijos de esa tierra que aún desperdigados por el mundo han enviado hasta helicópteros con toneladas de víveres porque bien saben lo que pasan sus paisanos, han sido los primeros en responder, porque los mueve el cariño y amor al terruño, “no hay imposibles para un huasteco” escuche una vez y lo he comprobado. Mención especial para los Tlacuilos, que si ya me gustaba su música, ahora los admiro más; para los restaurantes de comida huasteca que ofrecen comidas gratuitas a estudiantes de aquella región, mi amplio reconocimiento, esa comida se hace con amor, no cabe la menor duda. Apoyemos, en lo que podamos y más, todos podemos aportar algo, todo ayuda.
Hay Proscrita para rato, gracias a quienes leen y comparten, un mezcal y a lo que sigue.
Buenas noches y buena suerte.
